miércoles, 24 de septiembre de 2014

Comicópolis 2014 – Inclusión nerda - El Gabinete del Dr. Morholt.



Sin saber cómo son en otros países o sólo teniendo en cuenta los paupérrimos ejemplos que existen a partir del año 2001 (obviamente influenciados por la crisis económico-financiero-social que sufrió nuestro país), cuando cualquier piensa en una convención de historietas y animación puede imaginarse a cuatro gatos locos en galpones sucios, con stands nauseabundos, sin instalaciones sanitarias mínimas y donde sólo se venden DVDs piratas.
Pero hace 5 años una semilla se plantó a orillas del Río Paraná y ahora podemos ver sus frutos en pleno Gran Buenos Aires, a casi 300 kilómetros de donde todo comenzó.



Y ese crecimiento, ese desarrollo, esa mutación que se logró luego de casi una década de estafas con forma de evento del que cualquier nerdo, freak o geek que quería codearse con sus pares era víctima, se pudo realizar gracias al aporte del sector público. Y no es, para nada, decir poco.

Ya cuando se supo que la primera CrackBangBoom iba a tener el apoyo del estado municipal de la Ciudad de Rosario muchos paramos la oreja y prestamos atención, porque no es normal que ningún ente estatal se interese por un arte “menor” como es la historieta y menos el poner dinero, organización o lugar para hacer un evento de ese “arte menor”.

Y como dicen los economistas teóricos, el mercado se maneja por la regla de oferta y demanda. Incluido el de los eventos sobre historieta y animación.

Por lo que, si bien son eventos hermanos y sus organizadores tienen una relación excelente (ya que entienden que el que haya más variedad es mejor para que la industria crezca y con eso ganamos todos), hay una sana competencia entre la CBB y Comicópolis. Algo así como un partido de truco jugado entre hermanos, donde si uno canta “truco” envalentonado, el otro le canta el “retruco” esperando que le respondan con el “quiero vale cuatro” y así lograr que el juego sea mejor y más divertido para todos.

Y luego de toda esta introducción, recién ahora nombro a Comicópolis, porque es así, porque es una consecuencia natural a la CrackBangBoom. Una hermosa, deliciosa y maravillosa consecuencia.
Porque esta vez Comicópolis decidió aceptar el “truco” de la impresionante 5ª CrackBangBoom y hacer de esta segunda edición un verdadero festival de la historieta con todo el apoyo y la inversión que puede tener nada más ni nada menos que el aparato del Estado Nacional.

Y los nerdos, freaks y geeks estallamos de alegría.

Porque fueron 4 días llenos de actividades, charlas, muestras, talleres, espacio de firmas, stands, historietas, autores internacionales, proyecciones y, por sobre todas las cosas, en un lugar agradable (¡con aire acondicionado!), un lugar donde ya no nos sentimos asfixiados ni estafados y principalmente donde nos trataron con dignidad y no como ganado.

Todo eso que ya teníamos en Rosario y que creíamos único e irrepetible, ahora lo pudimos tener también en la Provincia de Buenos Aires. Todo eso que pensábamos que era un error en la matriz que sólo podía suceder a orillas del Paraná, también sucedió a “orillas” de la General Paz.

Que en Buenos Aires haya una convención con más de 30 invitados y algunos de la talla de Norm Breyfogle, Peter Milligan, Robin Wood, Joe Sacco, Quique Alcatena, Kyle Baker, Rafael Albuquerque, Eduardo Risso o Thomas Ott sólo puede coronarse con la maravillosa idea de que Horacio Altuna haya sido el Padrino Oficial del evento.

Que hubiese casi una docena de muestras temáticas, muchas con originales, y que hayan sido de cosas tan disímiles como una sobre la mítica revista ZAP de Crumb y compañía hasta una del Dago de Wood y Gómez, sólo puede coronarse con la muestra “Reinterpretando a Mafalda” en la cual diversos artistas (50 para ser precisos) homenajean a la criatura de Quino.

Pero que a la vez haya habido un sector especialmente generado para el público infantil, con talleres y momentos donde los más chicos pudieron acercarse a la historieta y que siempre estuviera lleno, es igual de impresionante que la instalación “Huellas de la Invasión” donde pudimos adentrarnos a un cruce de continuums y presenciar momentos, lugares y recuerdos de la invasión contada en las páginas de “El Eternauta”.

Pero no sólo eso había para deleitarse, porque mientras algunos probaban juegos de mesa fabricados en Argentina, otros podían buscar firmas de sus autores favoritos (o simplemente cruzárselos en el bar mientras comían un alfajor helado), otros pudieron escuchar charlas o paneles de lo más interesantes con los autores invitados y otros asistir a una “obra de teatro cosplay” protagonizada por Wolverine y demás personajes de Marvel en el espacio exclusivo para Cosplay, donde aparte hubo talleres y charlas para todos aquellos interesados en el tema.

Y por supuesto se podían comprar toda clase de historietas: nacionales, latinoamericanas, europeas, de superhéroes, de aventuras, fanzines, viejas, nuevas, baratas y caras. La oferta era mucha, variada y nunca parecía haber momentos muertos en los que no había nada para hacer.

Según los organizadores hubo aproximadamente 90 mil asistentes durante los 4 días, siendo el domingo el de mayor cantidad. Pero también hay que pensar que el evento no sólo era gratuito, sino que además estaba emplazado en el enorme complejo Tecnópolis donde Comicópolis era sólo una pequeña parte y que compartió días con muchos otros eventos incluido el festejo del día de la primavera, el festival “NÉCTAR - Primavera Hip Hop” o el “NBA 3X” donde estaban los jugadores Fabricio Oberto y Bruce Bowen como invitados principales.

Es decir que en un mismo lugar, durante el mismo fin de semana, tuvimos a jugadores de la NBA, dinosaurios animatronics, el Fabuloso Mundo de Zamba, un festival de cultura Hip Hop e historietas… todo al mismo nivel, todo como parte de una misma gran atracción. Porque la historieta ya no es un nicho de cuatro gatos locos, porque los nerdos, freaks y geeks dejamos de ser ciudadanos de segunda.

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