jueves, 14 de julio de 2016

El Vertigo al olvido - La Columna de Logan.



¿Qué está pasando en Vertigo, señores? Eso, ¿qué? ¿Y qué venía pasando hasta ahora? ¿Algunos de los habitués de esta editorial siguen estando al tanto de las nuevas series o mini-series que lanzan, de cuales siguen aún saliendo regularmente, de los próximos lanzamientos? ¿O el interés que supo generar este sello editorial de D.C. Comics con orientación a un público adulto sufrió una transferencia a emprendimientos más “pequeños” como Image? ¿Tiene aire aún Vertigo, respira, cuáles son sus expectativas de vida para lo que queda de este 2016 y potencialmente para el 2017? ¿Hay un Rebirth, también, para Vertigo? ¿Cómo cuadra el título de la columna de hoy en todo esto? Todas estas preguntas, y algunas más, serán respondidas en el transcurso de la columna de hoy, mi incansable y fiel lector, no desesperes.


Terreno perdido

Hubo un tiempo que fue hermoso… y cuando se trata de comics americanos con una inclinación al público adulto ese tiempo transcurrió, como no, en los ’90 y principios del 2000 para el imprint de D.C. que conocemos como Vertigo, ese en el cual autores que aún no contaban con chapa ni renombre podían forjar su camino y sorprender al público con propuestas radicales y frescas, abordando temáticas relacionadas con el terror, el suspenso y la fantasía, bajo la tutela de esa leyenda viviente de nombre Karen Berger. Una historia remanida y hartamente conocida que, mal que nos pese, tiene un final o un punto de inflexión en el 2012, año en el que esta editora abandona su cargo y es reemplazada por una ignota Shelly Bond que no necesariamente hizo las cosas de forma correcta, justo en un momento en el cual, además, la casa madre (D.C. Comics), también era víctima de una reestructuración en su línea principal de comics.

Hacer un recuento de los éxitos que supo colocar Karen sería dedicar más de la mitad de esta columna a una lista de series, mini-series y one shots que forman parte de la cultura general de todo buen entendedor, en todo caso en pos de seguir con los lineamientos de la reseña actual (lo que no quita que en algún momento aquí en Tierra Freak le dediquemos al menos una entrada a la historia de esta editorial), podemos recuperar algunas de las buenas obras que salieron bajo la edición de Shelly, quien en abril de este año abandonaría su cargo y la línea editorial se volvería a reestructurar para quedar en manos de Dan DiDio y Jim Lee. Si, leyeron bien: DiDio y el chino Lee a cargo de Vertigo. Mamita querida.

Comencemos con uno de los hits de esta etapa, The Sandman: Overture, el regreso de Neil Gaiman con su extraordinaria saga épica fantástica, esta vez en el formato de una mini-serie de 6 partes que comenzó a publicarse en el 2013 y recién finalizó a fines del año pasado, con el excepcional arte de J.H. Williams III realizando un trabajo magnífico, quizás el mejor laburo de toda su carrera… y cuando se trata de este artista eso es decir mucho. 100 Bullets: Brother Lono, publicada en el 2013, primer spin-off de la mundialmente aclamada 100 Bullets, obra una vez más de Brian Azzarello y nuestro coterráneo Eduardo Risso. Hinterkind, que contó con guión de Ian Edginton y arte de Francesco Trifogli, ni tan aclamada ni tan premiada como el nuevo capítulo de Sandman o la inmaculada Fables, pero que representó un soplo de aire fresco para esta editorial y consiguió cerrar su ciclo en 18 sólidos números en julio del año pasado. The Royals: Masters of War, o qué sucedería si en plena segunda guerra mundial los nobles de sangre azul tuvieran poderes e intervinieran en la misma. Poderosa miniserie de 6 números obra de Rob Williams y Simon Coleby, una joya de los últimos años de lectura obligada para todo lector con buen paladar.

Y luego es destacable mencionar ciertas permanencias o “regresos”, como el de Mike Carey y Peter Gross con su The Unwritten vol. 2: Apocalypse, 12 números que se publicaron de manera consecutiva e ininterrumpida en el 2014. American Vampire: Second Cycle, el regreso al formato serie regular del éxito de Scott Snyder y Rafael Albuquerque que narra las peripecias de un selecto grupo de Vampiros a lo largo de la historia norteamericana del siglo XX. ¡Astro City en Vertigo, papá! Sí, la genial e inmortal obra de Kurt Busiek que comenzó en Image cuando dicha empresa era una máquina de fabricar verdura, allá por 1995, pasó por Homage Comics y siguió en Wildstorm, ahora está en la Vertigo y sigue viva. ¡Larga vida al Samaritan!

Vientos de Cambio

Pero bueno, claro, evidentemente todo esto no fue suficiente. En los últimos años Vertigo no pudo volver a pegarla de la misma forma que lo hizo tiempo atrás con el Y: The Last Man de Brian K. Vaughan, el Scalped de Jason Aaron o el Fables de Bill Willingham. El único y último gran éxito de ventas fue, obviamente, el retorno de Sandman, y encima la diferencia en ventas entre esta serie –que para colmo es una magra mini-serie de escasos 6 números que salieron de manera ultra distanciada uno de otro, aunque todas sus recopilaciones en distintas calidades también vendieron del re carajo- y el resto de las publicaciones contemporáneas era enorme, y muchos artistas, periodistas y editores de la competencia tienen una teoría del porqué: Vertigo dejó de ser “rentable” para los artistas. Aún cuando potencialmente es la editorial que mejor podría pagarles a guionistas y dibujantes hoja por hoja, e incluso es la que mejores contratos ofrece por adelantado, esos números palidecen cuando se trata de las regalías que ofrece a futuro con la re-edición de tomos recopilatorios, la explotación de personajes y series en merchandising o la posibilidad de darles una participación a los autores en las ganancias si dicha serie se explota en otros medios, como podría ser cine, televisión, animación o video juegos. En ese apartado en particular, lugares como Image o Boom Studios terminan siendo mucho más lucrativos para los artistas, y ofrecen un completo control de sus obras si las mismas terminan siendo explotadas por afuera del mercado editorial.

Con esta situación estudiada hasta el hartazgo y unos números que indefectiblemente tienen que cambiar para asegurar la continuidad de este proyecto, promediando el 2015 comenzaron a aparecer anuncios que vaticinan un presente saludable y un futuro prometedor: una vez más el amigo Gerard Way siguiendo los pasos de su amigo, mentor y referente, Grant Morrison, nos ofrecerá una revisión de la clásica Doom Patrol, esta vez con el arte de Becky Cloonan; la semana pasada los puse al tanto de la última maravilla de Gail Simone, Clean Room, una obra maestra del terror moderno que nada tiene que envidiarle a las mejores series de este género que dio Vertigo; Gilbert Hernandez y Darwyn Cooke se desmadran desde fines del año pasado con una miniserie denominada The Twilight Children, el terror desde la perspectiva de unos niños; revival de las películas de terror de los ’80 en Survivors’ Club, una serie regular obra de Lauren Beukes y Dale Halvorsen; el desesperado intento por llenar el hueco que dejó Fables viene de la mano de Red Thorn, un tributo a la mitología escocesa pergeñado por David Baillie y Meghan Hetrick; el ex-C.I.A. Tom King podría llegar a volarnos la peluca con su prometedora Sheriff of Baghdad, mini-serie de 8 números ambientada en Iraq en plan Homeland, con arte de Mitch Gerads; nueva serie de Lucifer pero esta vez sin Gaiman o Carey, los encargados de llevarla adelante son Holly Black y Lee Garbett; el regreso del afamado Peter Milligan a esta editorial con una propuesta visceral para lo que nos tenía acostumbrados dentro de este hogar, una mini-serie de 12 números llamada New Romancer en la que una joven Lexy da vida a su hombre ideal, Lord Byron, con consecuencias tan placenteras como nefastas, todo esto enmarcado en el arte de Brett Parson; Rob Williams y Mike Dowling nos acercan una premisa poco común: un multi-millonario a punto de morir, creador de una red social análoga a Twitter, decide repartir su herencia entre 140 usuarios esparcidos por el mundo, en un experimento social que les permite a cada uno incrementar su parte si deciden reducir el número de “herederos”.

Y hay más: los rumores indican que estarían tentando a Gaiman con otro spin-off de su sobre-explotado universo Sandmaníaco, pero esto es solo un rumor; Eric Kripke y John Higgins demuestran su talento con Jacked, una mini-serie de 6 números que explorará la espiral de destrucción de un hombre en plena midlife crisis, quien para superarla se auto-recetará una pastilla que le dará super-fuerza; Art Ops nos traerá a la dupla de Shaun Simon con dibujos de ¡ Michael Allred!, ni más ni menos, para contarnos las peripecias de unos operativos del arte que tienen que capturar a la Mona Lisa, la cual ha cobrado vida, y devolverla al cuadro al cual pertenece; un pirómano reconvertido en bombero deberá hacer a un lado sus instintos más básicos y animales si quiere reintegrarse a la sociedad en Slash & Burn, obra de Si Spencer, Max Dunbar y Ande Parks; y finalmente Last Gang in Town, de Simon Oliver y Rufus Dayglo, rememorando la movida punk rock londinense de los ’70 en una mini-serie de 7 números que promete tener mucha presencia femenina.

Las cartas están repartidas, la ruleta comenzó a girar y la bola está en camino, Vertigo se sacó el respirador artificial y salió a correr, a recuperar el tiempo perdido y a jugársela, una vez más, por propuestas disímiles y un mix de autores consagrados y noveles, para volver a ser protagonista de un mercado saturado de series de todo tipo, en todos los niveles. Una o dos de estas producciones podrían convertirse en nuevos hitos modernos, en futuros clásicos de obligada lectura, o podríamos estar asistiendo a los últimos manotazos de ahogado de una editorial que está viviendo tiempo regalado. Sea como sea, no es momento para ponernos en una postura indiferente y hay material lo suficientemente sustancioso como para darle una oportunidad. En tanto el tiempo y el espacio lo permitan, acá en Tierra Freak, poco a poco, iremos seleccionando lo que nos parece lo más jugoso y digno de ser reseñado, y se lo acercaremos en correctas reseñas, como es nuestro estilo. Nos volvemos a leer la semana que viene.

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